Rep. Dom.- Los pronunciamientos públicos de las últimas semanas por parte de varios funcionarios del gobierno, exfuncionarios y legisladores no están a tono con su investidura, y sin lugar a dudas representan una mala señal para la presente y las futuras generaciones.
Entre altos dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, entidad que perdió su norte, se observa un comportamiento verbal muy ofensivo a la moral, que también atenta contra las buenas costumbres de la población.
Expresiones como “primero a mi hay que matarme, y esos son unos rastreros”, se han convertido en una práctica común entre figuras que desarrollan funciones en el Estado que precisan de mucha moderación y de un gran respeto.
Recordamos el pronunciamiento de la presidenta de la Cámara de Diputados, Lucía Medina, hermana del presidente Danilo Medina, de que “yo no soy una loca”, en franca respuesta al acuerdo entre el danilismo y el leonelismo para repartirse la presidencia de ese hemiciclo en los próximos cuatro años.
En otro escenario, muy diferente por cierto, estaba el ex Ministro de Industria y Comercio, Temistocles Montas asegurando “a mi hay que matarme en este país”, con cuya afirmación desmentía la publicación de que pretendia viajar al exterior para evitar ser procesado por el caso Odebrecht.
Cualquier enfoque sobre el alto nivel del irrespeto verbal a la ciudadanía por parte de autoridades del PLD, quedaría inconcluso si no incluye a la gobernadora de Santiago, ingeniera Aura Toribio, quien califica de “rastreros” al grupo de profesionales e intelectuales que recientemente solicitó la renuncia del presidente Danilo Medina.
El hecho más reciente es el del diputado oficialista por Villa Altagracia, Manuel Diaz, quien llamo ” mariconcito y enclencle” al Procurador General de la República, tras acusarlo de alegadamente pretender destruir a esa organización política.
El presidente del senado y actual secretario general del Partido de la Liberacion Dominicana, Reinaldo Pared Perez fue más moderado, y sólo se limitó a decir “yo cruce por el lodazal pero no me enlode” para decirle al país que no recibió nada de los 92 millones de dólares de sobornos entregados por la firma brasileña a cambio de la aprobación contratos para la construcción de obras en diferentes pueblos.
Los pronunciamientos de estas figuras son un mal mensaje para toda la sociedad dominicana, y sobre todo para los jovenes que son los llamados a ocupar las funciones que ellos desempeñan tanto en el gobierno como en el Congreso Nacional.