BUENOS AIRES. El 93 % de las mujeres argentinas reconoce haber sufrido algún tipo de acoso sexual callejero en el país, y el 80 % dice sentirse insegura al transitar por las calles por este motivo, de acuerdo a un informe sobre violencia en las vías públicas difundido hoy en Buenos Aires.
El informe “Violencia contra las mujeres en el espacio público La inseguridad de la que nadie habla” es el resultado de una encuesta realizada por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá) a 1.300 mujeres de entre los 13 y 80 años en once provincias del territorio argentino.
Raquel Vivanco, presidenta del Observatorio Ni Una Menos presentado este lunes en la capital argentina, explicó a Efe que el informe tiene como objetivo visibilizar las situaciones de inseguridad que sufren las mujeres diariamente en el país austral.
“A partir del estudio que vamos a presentar hoy damos cuenta que a partir de los nueve años las mujeres empezamos a recibir cualquier tipo de situaciones que ponen en riesgo nuestra seguridad en el espacio público”, dijo Vivanco, y continuó “que nos silben, que nos chisten, que nos toquen la bocina, que hagan comentarios sexualmente explícitos sobre nuestra apariencia”.
El acoso callejero es, según la presidenta, un tipo de violencia “naturalizada” con la que las mujeres lidian cotidianamente y que “inhiben” su libertad y autonomía.
“Hace que de repente comencemos a recortar los lugares por los que transitamos”, explicó antes de remarcar que, aunque existe una legislación contra este tipo de acoso, la infraestructura de las ciudades no ayuda a mejorar la situación, ya que existen calles mal o poco iluminadas que no acompañan a la seguridad de las personas.
Todas las encuestadas confesaron que resolvían de manera individual este acoso con estrategias para garantizar su propia seguridad tales como trazar un recorrido concreto para volver a casa o evitar utilizar el transporte público a ciertas horas del día o de la noche.
Vivanco aseguró que es una problemática que expone la “falta de políticas por parte del Estado”, que debe “fijar diagnósticos” para así emprender “políticas públicas y diseños urbanísticos que contemplen esta situación de inseguridad”, desde la iluminación de las calles, hasta la ubicación de las paradas de los autobuses.
La titular comentó que la educación es otra de las claves que frenarían esta problemática.
El estudio manifestó que cuatro de cada diez mujeres en la capital argentina fueron abusadas en algún momento de su vida en el interior de un transporte público.
Según el informe, el 80 % de las encuestadas prefieren ser acompañadas a la parada del autobús, mientras que el 70 % vivió una situación de violencia durante su espera.
Otro de los datos más relevantes es que el 90 % mantiene comunicación con algún conocido mientras viaja en un taxi por motivos de inseguridad con los conductores varones, y el 74 % dice no haber denunciado nunca una situación de acoso sufrida durante el trayecto.
Prueba de una situación similar es Lucía Cabrera, la primera mujer en denunciar ante la policía un caso de acoso por parte de un taxista que la persiguió, hostigándola, durante varias manzanas el pasado enero mientras caminaba en dirección a su trabajo.