WASHINGTON. Los republicanos en la Cámara de Representantes de EE.UU., tras numerosos retrasos y debates internos, presentaron hoy la propuesta de reforma fiscal que sigue las directrices marcadas por el presidente del país, Donald Trump, de lograr “un alivio masivo de impuestos para los estadounidenses”.
“Es tu dinero. Te lo ganaste. Mereces guardarlo”, recalcó en una conferencia de prensa Kevin Brady, presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara y autor de la propuesta.
Brady estuvo acompañado por el presidente de la Cámara Baja, el también republicano Paul Ryan, quién calificó la propuesta como “histórica”.
Ryan puso cifra a este plan fiscal: A la “típica familia estadounidense de cuatro le permitirá ahorrar 1.182 dólares al año”.
Este monto es inferior al previamente pronosticado por la Casa Blanca, que había situado el ahorro familiar en 4.000 dólares anuales.
Poco después de conocerse los detalles, Trump emitió un comunicado en el que “aplaude” el plan como un paso más hacia “el alivio masivo de impuestos para los estadounidenses”.
Entre sus “prioridades”, el mandatario destacó “la reducción de los impuestos a las empresas para que los empleadores puedan crear más trabajo, elevar los salarios, y dominar a sus competidores en todo el mundo”.
“Estos históricos recortes de impuestos -afirmó Trump- son el combustible necesario para que nuestra economía crezca como nunca antes”.
La propuesta, ya delineada por la Casa Blanca en septiembre, incluye una reducción de la tasa impositiva a las empresas desde el 35 % actual al 20 %.
Asimismo, se planea simplificar los tramos de impuestos de la renta individual, al pasar de los siete actuales a cuatro: del 12 %, del 25 %, del 35 % y del 39,6 %.
La tasa vigente del 39,6 % que pagan las rentas más altas en EE.UU. se ha decidido mantener ante las críticas a la propuesta inicial, que la suprimía y dio pie a la oposición demócrata para denunciar que los republicanos y Trump buscaban bajar los impuestos a los más ricos.
Aunque lo habían considerado, los republicanos han decidido finalmente no incluir en su plan límites al dinero que los contribuyentes pueden destinar sin pagar impuestos a su plan de retiro, conocido como 401(k).
La propuesta sí incluye la controvertida supresión de deducciones de impuestos locales y estatales, y reduce a la mitad (del millón actual a 500.000 dólares) una popular deducción de intereses hipotecarios a la que se acogen millones de propietarios de viviendas.
Los demócratas criticaron frontalmente la propuesta republicana y prometieron combatirla durante el proceso de debate en ambas cámaras del Congreso estadounidense.
“Lo que estamos viendo hoy es un plan que exacerba la injusticia y la desigualdad en nuestro código fiscal”, indicó Chuck Schumer, el líder de la minoría demócrata en el Senado, en una intervención en el pleno de la Cámara.
Asimismo, se expresó el exaspirante a la candidatura presidencial demócrata de 2016 Bernie Sanders en un comunicado, en el que tildó el plan de “desastre”, ya que de aprobarse “creará un gran agujero en el déficit que forzará enormes recortes en Seguridad Social y los programas de cobertura sanitaria Medicare y Medicaid”.
Aunque los republicanos están de acuerdo en la bajada de impuestos, el principal escollo es que el plan de Trump implica un aumento del déficit presupuestario de 1,5 billones de dólares en la próxima década, y muchos de ellos se oponen a cualquier incremento en el endeudamiento federal.
Por ello, comienza ahora el tortuoso debate en el Congreso para sacar adelante esta ambiciosa reforma fiscal, que de producirse sería la primera en EE.UU. desde la llevada a cabo por el presidente Ronald Reagan en la década de 1980.
El objetivo de Trump es que la Cámara Baja apruebe el proyecto de ley de reforma fiscal a fines de noviembre, en torno a la festividad de Acción de Gracias, a fin de que el Senado tenga aproximadamente un mes para hacer lo mismo antes de Navidad.