WASHINGTON. Los republicanos del Congreso de EE.UU. alcanzaron hoy un acuerdo para aprobar antes de Navidad el plan fiscal que ha impulsado el presidente, Donald Trump, y que propone notables recortes de impuestos para los ricos y las empresas.
El pacto se alcanzó a puerta cerrada y de forma unilateral por un grupo de legisladores republicanos que están inmersos en negociaciones con la oposición demócrata para “reconciliar” las iniciativas aprobadas anteriormente por el Senado y la Cámara de Representantes, que tenían importantes diferencias.
Según medios locales, el acuerdo recoge una bajada del 35 % al 21 % en el actual impuesto de sociedades que pagan las empresas, así como un descenso de la carga impositiva para los hogares con más ingresos, que ahora deben pagar un 39,6 % y verán descender ese porcentaje a un 37 %.
Los detalles completos sobre el acuerdo se harán públicos a finales de esta semana, pero, por el momento, los expertos ya hablan del mayor cambio en el sistema tributario de EE.UU. desde 1986.
Si la última versión del plan fiscal consigue el voto favorable del Congreso, Trump podrá anotarse su primera victoria legislativa desde que llegó a la Casa Blanca el pasado 20 de enero.
“Queremos daros a vosotros el pueblo estadounidense, un recorte gigante de impuestos para Navidad. Y cuando digo, gigante, lo digo de verdad, gigante”, aseguró Trump, quien ha pedido repetidamente al Congreso que le envíe antes de Navidad un plan fiscal para que él pueda firmarlo y convertirlo en ley antes de final de año.
En un acto en la Casa Blanca, Trump rechazó la idea de que su reforma tributaria beneficia a las grandes empresas y aseguró que está cumpliendo su promesa electoral de aprobar una ley que beneficiará a las “familias trabajadoras que son la columna vertebral y el latido del corazón” de Estados Unidos.
Para mostrarlo, llamó al podio a diferentes familias que hablaron sobre cómo el plan fiscal, cuyos detalles finales se desconocen, podría beneficiarles.
“Esperamos poner este dinero en reformas para nuestro hogar de las que queremos ocuparnos, y también esperamos ahorrar dinero para que nuestros hijos puedan ir a la universidad”, dijo Adam Kovac, acompañado de su mujer, Lindsay, y sus dos hijos, todos procedentes del estado de Ohio.
Más allá de insistir en que su plan fiscal ayudará a las familias trabajadoras, Trump dijo hoy a la prensa que había cambiado su visión sobre el impuesto de sociedades al acceder que sea del 21 % y no menor al 20 %, idea sobre la que había estado insistiendo en las últimas semanas.
Los legisladores republicanos han estado negociando durante dos semanas sobre el aspecto final que tendrá la reforma tributaria, que debe votarse de nuevo en el Senado y la Cámara Baja.
Los republicanos de los estados donde los estadounidenses pagan más impuestos, como California, Nueva York y Nueva Jersey, idieron
a sus correligionarios que la versión final incluyera deducciones en impuestos estatales y locales, con el fin de que los ciudadanos de esos territorios no fueran los que más pagan en todo EE.UU.
Finalmente, según medios locales, el acuerdo de principios permitirá deducir hasta 10.000 dólares en impuestos estatales y locales, especialmente aquellos sobre la renta o la propiedad.
El acuerdo también incluye una de las propuestas más polémicas que ya aprobó el Senado: la derogación de una de las provisiones clave de la reforma sanitaria que aprobó en 2010 el entonces presidente, Barack Obama, y que obligaba a todos los estadounidenses a tener seguro médico o enfrentarse a una multa.
Hasta ahora, a pesar de contar con mayoría en ambas Cámaras, los republicanos no han podido aprobar una ley para eliminar la reforma sanitaria, aunque la derogación de esa parte clave sobre seguros médicos y otras medidas aprobadas anteriormente por Trump podrían debilitarla.
En la práctica, los demócratas han sido excluidos del proceso de redacción de la nueva versión de la reforma fiscal, aunque hoy se celebró una reunión bipartidista para limar detalles.
En esa reunión, los demócratas criticaron la reforma fiscal y pidieron a los líderes republicanos que, antes de cualquier voto, permitan que tome posesión el nuevo senador por Alabama, el demócrata Doug Jones, que venció este martes al candidato republicano Roy Moore, acusado de abusos sexuales.
El triunfo de Jones reduce la ventaja que tienen actualmente los republicanos en el Senado, por lo que si toma posesión, estos podrían tener más difícil aprobar su plan fiscal.