PARÍS. El ministro del Interior de Francia, Gérard Collomb, anunció ayer que se abrirán hasta el 31 de enero 1.300 nuevas plazas en centros de acogida para los demandantes de asilo, pero avisó de que la nueva ley de inmigración limitará la llegada de inmigrantes por motivos económicos.
“Francia debe acoger a los refugiados, pero no puede acoger a todos los migrantes económicos. Este año (2017) 100.000 personas han presentado una demanda de asilo y otras 85.000 han intentado entrar, pero no han sido admitidas. Es imposible acoger dignamente a 185.000 personas al año”, dijo Collomb, en una entrevista publicada ayer en “Le Parisien”.
Durante 2015 y 2016, Francia registró una baja tasa de aceptación en la demanda de asilo, con un refugiado por cada 1.340 habitantes, comparado con países como Alemania (uno cada 141) o Suecia (uno cada 101).
Según el Gobierno, esta nueva ley sobre inmigración busca acoger mejor a los solicitantes de asilo y ofrecer una respuesta rápida a sus solicitudes que permita iniciar lo antes posible el proceso para su integración.
No obstante, ha recibido críticas de organizaciones humanitarias por su cariz restrictivo.
Los miles de demandantes de asilo y migrantes que duermen al raso en París y en Calais (norte), y las denuncias de violencia policial contra el colectivo son dos de los principales problemas que afronta el Ejecutivo galo.
En un comunicado, Collomb contó que para atajar esta situación seguirá apostando por un nuevo tipo de establecimiento, los CAES, que permiten una “solución de acogida acompañada de un examen rápido de su situación administrativa”, en contraste con los antiguos CAO
(Centro de Acogida y Orientación).
El titular de interior detalló que se ampliará la red de 80.000 plazas de acogida en Francia con otras 1.300 suplementarias en las próximas semanas, 900 de ellas en la región parisina de Îlhe de France.
“Habrá 7.500 plazas suplementarias en 2018 y 2019”, señaló Collomb, quien desveló que en Calais 400 personas han accedido a al dispositivo CAES (Centro de Acogida y de Examen de Situaciones) y en París 2.800 desde el octubre de 2017.
Para frenar la violencia policial, el ministro reconoció a “Le Parisien” que ha podido haber “algún desliz individual” entre algunos policías, pero aclaró que los mismos han sido sancionados internamente.
El propio presidente Macron explicará sus planes el próximo martes en una visita al puerto de Calais, durante años el gran símbolo en Francia de los problemas generados por la inmigración irregular.