SAO PAULO. El expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) dijo en una columna de opinión publicada hoy por el diario O Estado de Sao Paulo que aquellos que se imaginaban grandes movilizaciones en las calles tras la condena contra Lula por corrupción quedaron decepcionados.
“La verdad, la mayoría de la población continuó inmersa en su día a día. La chispa que vendría de los ‘movimientos populares’ no llegó”, afirmó Cardoso en su escrito titulado “Política y elecciones”.
En su opinión, Brasil vive “días políticamente agitados, pero para quien imaginaba” que la ratificación de la condena en un tribunal de segunda instancia “levantaría a las masas en protesta, independientemente de si se está o no de acuerdo con el veredicto, fue decepcionante”.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado el pasado 24 de enero por un tribunal de segunda instancia, que, por unanimidad, ratificó y aumentó de nueve a doce años de prisión la sentencia por corrupción pasiva y lavado de dinero dictada por un juez inferior en un caso relacionado con el escándalo destapado en la petrolera estatal Petrobras.
No obstante, Cardoso no descartó que en el transcurso del tiempo, por otras razones y “por las consecuencias de la eventual prisión de Lula, el ánimo de las personas no pueda llevarlas a las calles”.
Una decisión cautelar de la Corte Suprema tomada en 2016 permite que una sentencia sea ejecutada una vez concluyan todas las apelaciones en segunda instancia y aún cuando hay posibilidades de otros recursos en instancias superiores, por lo que Lula podría ser encarcelado en los próximos meses.
La defensa de Lula quiere evitar su encarcelamiento antes de tiempo y presentó sendos recursos de “habeas corpus” preventivos ante el Tribunal Superior de Justicia, el cual le fue negado el martes, y ante la Corte Suprema, aún en estudio pues fue protocolado en la noche del viernes.
Pero para Cardoso, “nada de eso muda el panorama” porque hoy por hoy el debate se concentra únicamente en los “medios políticos y periodísticos” y en el “mercado financiero”.
Por otro lado, Lula, que aparece como líder en todos los sondeos de opinión de cara a las elecciones presidenciales del próximo octubre, a las que desea participar para “devolver la democracia” al pueblo brasileño, también podría ser inhabilitado políticamente.
La legislación brasileña prohíbe expresamente que los condenados en segunda instancia se postulen para cargos públicos, si bien la última decisión sobre su candidatura, ya lanzada por el Partido de los Trabajadores (PT), la tendrá la Justicia Electoral.
Cardoso, hoy un importante referente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), sostuvo que la eventual inhabilitación política de Lula “produce cierto alboroto por saber cómo se distribuirán sus votos”.
“Las elecciones, mientras tanto, vendrán. El calendario no será alterado. Los partidos y candidatos, todos ellos, pasado el alboroto, procurarán adaptarse a la realidad”, analizó el expresidente.
Cardoso fue presidente de Brasil por dos mandatos tras derrotar al propio Lula en las elecciones de 1994 y 1998, que finalmente ganaría en 2002, en el que fue su cuarto intento, pues el líder del PT también fue candidato en los comicios de 1989.