CUENCA,Ecuador.- El fin de ETA es un reconocimiento a la “fortaleza moral” de la democracia, según el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, quien consideró que ese final ha sido posible gracias al diálogo que se desarrolló bajo su Gobierno.
“La democracia siempre acaba imponiendo sus valores precisamente porque son valores superiores, por ello el fin de ETA es ante todo un reconocimiento de la fortaleza moral de la democracia”, dijo el expresidente en declaraciones a Efe en el marco de la III Cumbre del Hambre Cero, que concluye hoy en la ciudad ecuatoriana de Cuenca.
Rodríguez Zapatero, que el viernes intervino en un panel con otros exmandatarios iberoamericanos, consideró que el fin de la banda terrorista “debe servir para extraer conclusiones sobre la necesidad de permanecer en la unidad del recuerdo de la memoria de las víctimas”.
“Esa lucha, que ha sido una lucha en muchos momentos tan difícil, casi heroica, nos debe hacer mejores como sociedad, capaces de tener una convivencia más generosa, y por supuesto, servir como ejemplo a otros países de cómo sufre una democracia, pero no puede pervertir sus valores porque acaba imponiéndose”, sentenció.
Sobre el anuncio que hizo la banda el 20 de abril en el que pedía perdón a las víctimas que -según la banda criminal- no tenían relación directa con el conflicto, Zapatero consideró que “tenemos poca perspectiva”, pero subrayó que “no se entiende el 20 de octubre de 2011, cuando ETA anuncia el fin de la violencia, sin lo que pasa desde el 2004 al 2006 y especialmente el diálogo con ETA”.
El exmandatario reconoció que se trató de “un diálogo difícil, duro, que tuvo mucha oposición por la derecha del país, pero que provocó unos efectos indudables en la sociedad vasca, en la propia ETA y en su brazo político”, aseguró.
“Mi opinión es que se cierra este capítulo de la historia que nunca debimos vivir, que ha sido un trágico, profundo y doloroso error”, sentenció.
Al echar la vista atrás a los más de 800 muertos y 50 años de terrorismo que sufrió España, valoró que “falta todavía cierto tiempo y perspectiva para hacer un análisis con más profundidad y sosegado sobre las causas y por qué pervivió durante tanto tiempo”.
Una valoración “sobre cómo pudo tener respaldo de una parte de la sociedad vasca, y cómo al final, se produjo una victoria”, a su juicio, “bastante ejemplar de la democracia”.
Un victoria que -advirtió- “por definición, debe ser también contenida, sobria, incluso en estas circunstancias”.
Preguntado por la situación en Cataluña, manifestó que ha habido una “ruptura intensa”, pero que siendo “una sociedad democrática igual que es el conjunto de España (..) se recuperará”.
Abogó por el “camino del diálogo. Seguramente no hemos llegado al punto en que esa necesidad esté presente en algunas de las fuerzas políticas catalanas pero, no tenga ninguna duda que se llegará a eso”, afirmó.
Y se mostró partidario de “dialogar en secreto, dialogar en todas las circunstancias, (porque) mientras se dialoga hay la posibilidad de intentar algo”.
Sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución, valoró que “para unos era como una ofensa y para otros un remedio milagroso”, pero en realidad “no es ni una cosa ni la otra”.
“El 155 es un instrumento más dentro de un conflicto de largo alcance que tiene raíces sociales, que tiene un componente político y que va a desembocar antes o después en un diálogo de revisión”.
Rodríguez Zapatero señaló que se debe “distinguir lo que es la política de la acción de la Justicia, el problema es que cuando la Justicia tiene la responsabilidad de tomar decisiones de tal calado e importancia, pues la política tiene un espacio más reducido”.
En ese sentido, y una vez se constituya el nuevo Gobierno de Cataluña, exhortó a las fuerzas políticas a intentar “cuanto antes” un diálogo. Elías L. Benarroch