MANAGUA. Entre gritos de “¡Libertad! y ¡Justicia!”, familiares de detenidos en las protestas contra el presidente Daniel Ortega recibieron a delegados de la CIDH que entraron este lunes a la cárcel de máxima seguridad “El Chipote”, en Managua, a verificar la situación de los presos.
La misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se reunió con autoridades policiales de la prisión, en cuyos portones decenas de personas exigen todos los días la liberación de los detenidos, entre los que se halla un menor de 14 años.
“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, “No más torturas”, gritaban estudiantes que acudieron a respaldar a las familias, además de dirigentes de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, entre ellos varios empresarios y religiosos.
Dos mujeres sostenían fotografías de sus hijos, una joven pareja de 21 y 24 años, que fueron detenidos el fin de semana en Managua en medio de un fuerte operativo de antimotines en su casa, que incluso fue tiroteada, denunciaron ellas.
La muchacha podría estar embarazada, según la madre, María Aburto, de 47 años. “Es muy duro, es una zozobra. Tengo miedo de que pierda al niño o que la violen”, dijo a la AFP llorando.
Bernarda Díaz, de 64 años, la mamá del joven, dijo estar “muy angustiada” y consideró injusto que hayan detenido a la pareja sólo porque su hijo participaba en las protestas. “No duermo pensando en cómo los tienen”, aseguró.
Muchos familiares de distantes zonas del país van todos los días a “El Chipote” a protestar con la esperanza de que haya liberaciones. Los que vienen de más lejos duermen bajo un toldo en colchones, hamacas o en sillas plásticas.
La CIDH, cuya misión tiene una semana en labores de verificación en Nicaragua, ha exigido el cese de la represión, el desmantelamiento de las fuerzas parapoliciales y respetar el derecho al debido proceso a los detenidos.
La ola de violencia desatada en dos meses y medio de protestas contra Ortega deja más de 220 muertos y unos 1.500 heridos, en tanto que más de 500 han sido detenidos, muchos de forma arbitraria, según grupos humanitarios.
La cárcel de “El Chipote” fue en el pasado centro de torturas de detenidos de la dictadura de Anastasio Somoza, derrocado en 1979 por una insurrección popular liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FLSN).
Los manifestantes exigen la salida del poder de Ortega, exguerrillero sandinista que estuvo en el poder por una década tras el triunfo de la revolución, y quien desde 2007 ha sido reelecto como presidente por tres períodos consecutivos.
Opositores acusan a Ortega, de 72 años, de haber creado una dictadura en Nicaragua con su esposa Rosario Murillo (67).
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